En el tránsito que estamos sufriendo, pasar de las sociedades agrarias y agrario-autoritarias e industriales, a las sociedades de conocimiento, no puede esperarse que las generaciones jóvenes puedan crear, por sí mismos, los rasgos adecuados a las nuevas necesidades culturales: el nuevo funcionamiento de la economía, unas nuevas estructuras sociales, los nuevos proyectos axiológicos colectivos correspondientes al crecimiento continuo y acelerado de las ciencias y tecnologías, correspondientes a las nuevas formas de conocimiento, y al cultivo conveniente de la cualidad humana y de la cualidad humana profunda.