Hoy empezamos La Ronda, el taller semanal donde escribimos, debatimos y nos descubrimos en la hoja, y me gustaría verte ahí.
La temática de este mes es MUTACIÓN y vamos a estar hablando sobre situaciones que nos hayan cambiado.
Nuestro taller es mutante, cada tema se toca una sola vez.
Cada mes es la primera y la última oportunidad para preguntarnos cosas nuevas.
Este mes, busco que usemos la hoja para entender quienes fuimos, qué pasó y quienes somos ahora.
Y mientras ponemos en palabras la historia, quizás logremos dejar ir.
Escribir sobre las situaciones que me cambiaron, incluso las más dolorosas, me salvó de quedarme estancada en ellas.
El año pasado fue difícil para mí. Más difícil que muchos. No pasó nada malo, no realmente, pero tampoco pasaron muchas cosas buenas, y en el medio yo muté hasta dejar de reconocerme.
Abandoné mi casa.
Abandoné la ciudad que había elegido.
Me fui a un pueblo donde no conocía a nadie.
Cambié mis noches de cerveza por tardes yendo al gimnasio.
Dejé de escribir públicamente sobre mí.
Empecé a buscar trabajos formales.
Incluso me corté el pelo corto.
No quise escribir nada de todo esto. No quise escribir mientras estaba pasando, porque no sabía qué decir. No quise escribir cuando sentía que se estaba terminando, porque me daba miedo estar equivocada. No quise escribir y publicar mis palabras, porque no es fácil ser vista cuando una no sabe quién es.
Fueron mis consumos más banales los que me salvaron, esos en los que caí para evadir la realidad y olvidarme de mi vida confusa.
En uno de sus videos, Martín Cirio habló de una situación que no había contado antes y que parecía no poder superar del todo ni siquiera con meses de terapia. Unas semanas después, volvió a la pantalla con novedades: había podido destrabarse por completo. Hablar, juraba él, lo había ayudado a, por fin, soltar y seguir adelante.
Yo no soy youtuber, pero escribo, y escribiendo fue como me salvé.
Primero en las páginas de mi diario.
Después en los newsletters privados que recibe mi pequeña audiencia paga.
Por último en mi newsletter en inglés, abierto pero poco difundido.
Escribí sobre lo que pasó.
Escribí sobre la bronca que sentía.
La envidia.
La tristeza.
Escribí sobre lo aterrador que es no reconocerse.
Escribí sobre quien fui, quien ya no soy, quien me gustaría seguir siendo, quien por suerte nunca voy a volver a ser.
¿Te reconocés en mis palabras?
¿Reconocés el miedo de abrir la puerta y ver qué hay adentro?
¿Reconocés el deseo de dejar atrás un proceso doloroso?
¿Reconocés las ganas de entender en quién te convertiste?
Entonces te invito a La Ronda.
Este mes le vamos a dar palabras a nuestra mutación.
Con cuidado, sin exponernos demasiado, paso a paso.
Para entender lo que pasó.
Para ver quienes somos ahora.
Para poder seguir mutando con la frente en alto.